Se fue el Narco Estado, Xiomara , presidenta decente y de buen tino. Remembranza.

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Sin CCCC



Se fue el Narco Estado, Xiomara , presidenta decente y de buen tino.

I PARTE

Oscar Sierra Pandolfi

Del libro Me Vale Riata.

Juan Orlando Hernández, definido de forma concreta y precisa como el presidente más corrupto en la Historia de Honduras. No se nos escapa señalarlo con evidencias, las acusaciones a Tony Hernández en la corte de Nueva York, las declaraciones de testigos y de otros personajes que ya sabemos nombres y apellidos. Un país espejunado por la casta Hernández-Oliva, dupla de ladronazgos, seres viles, conformaron una estructura de poder total, y combinado con las fuerzas del Gang latinoamericano. Se escucha o se rumora, que los días se le acercan ahora que ya no tiene el poder ni la facultad para joder a quienes le veníamos criticando, otros a grito abierto, algunos callados, en el país del silencio, el ojo, la mirada es delicada, ya que el sicariato, las pandillas políticas y sus secuaces subrayaban estrategias panópticas, la vigilancia del Estado, y la fuerza del crimen superorganizado atrofió la vida de periodistas, lideres ambientales, entre otras personas que murieron bajo la bota y tortura militar. Una dictadura de 12 años . Los actos de corrupción fueron múltiples, a malsalva, sin tener o contener vergüenza, robos como el caso de los hospitales móviles, y una serie de acciones que dejan mucho que desear e investigar para llevar a los respectivos criminales a los tribunales. Aunque el prevaricato, la alianza con el poder judicial, algunos fiscales bajaban la cabeza bajo amenazas, el crimen sociológicamente se organiza en redes, una macroestructura enlaza con una para llegar a otra, donde la voz de mando, se corre en líneas verticales, siempre, los sujetos como Ebal Diaz, que disfrutaron del poder hasta desgastarlo, personajes con problemas morales y éticos, quedan en el legajo oscuro de la historia, condenados a ser los aberradores y picaritos de corbata. Un país que se abatió a golpe con el hambre y la pobreza, donde el servilismo, el trafico de influencias, el despotismo , la dictadura, el resquebrajamiento constitucional de la reelección, la persecución y la desidia. Podemos comenzar esta exposición empleando la fórmula con la cual abre Schmitt el concepto de lo político, en tanto que ofrece las primeras luces interpretativas sobre la definición del mismo: “el Estado supone lo político” (Schmitt, 1998).Si desde la mirada que Schmitt aprehende  del Estado, este se entiende como aquella manera de ser o modo de estar de un pueblo (Schmitt, 1998), por lo tanto al preguntarse “qué connotaciones debe tener lo político para estar al origen de dicho estatus”. La dictadura como un anclaje fue fortalecida primero por el emporio económico, luego por la certeza de lo político, envilecida por el poder mismo, donde el pueblo como fuerza quedó arraigada a la temeridad, “Así, si a la base del Estado está lo político —éste permite su creación—, se puede afirmar, parcialmente, que para el alemán lo político es “decisión” (Schmitt, 1998).  El pueblo en el sentido lato, no podía reaccionar en las calles, víctima de la represión de los Aparatos del Estado. Por eso mismo , la materia lateral y propicia de la política es la obtención del poder en todas sus dimensiones, y ello va acompañado de violencia  (Bobbio, 2003). Juan Orlando Hernández, sin tener que hacer fila en la emergida trayectoria del partido nacional, sabia que el poder solo se podía ejercer allanando los tres poderes del Estado. Desde esas aristas ejerció la dictadura  sobre el soberano, (Schmitt, 1998) vuelve a recalcar “ entonces cuando definimos lo político como decisión  nos  estamos  refiriendo  a  que  es  precisamente  en  ésta,  donde  el poder en su máxima expresión —soberano— se hace presente para conjurar o controlar aquellas fuerzas que imposibilitan la normalidad, aquellas fuerzas terroríficas  que  han  puesto  en  jaque  el  orden  vigente.  Con  ello  Schmitt identifica la esencia de lo político con la decisión tomada en el momento de excepción, y transforma la excepción y su antecedente decisión, en la norma de lo político (Dotti, 2005).

En otras palabras, el poder del partido nacional, nos hizo ver a los que luchaban en las calles como los legítimos villanos, como maleantes de la armonía, y así, con la idea de que no sucede nada malo, idea propia del estructuralismo, donde no permite la idea de revolución desde las masas, al notar esas fuerzas, empleó los medios de comunicación , las instituciones sociales y las fuerzas represivas del Estado. Esta mirada egoísta, demoníaca de Juan Orlando de apoderarse del poder, se definió cuando tomó la violación de la constitución con el asunto soez de la reelección para sus propios intereses. Podemos identificar un neofascismo, el hacer, hágase, esto, hágase lo otro. Un sistema hermético, donde el pueblo mantuvo la pasividad atollada en sus ideales, y sueños. Es por eso, que no fue tan visible la red de poder en el narcotráfico que se apoderó de la empresa privada, las inversiones en los tres sectores de la economía este plegado de lavado de activos, las bancas privadas, industria hotelera, de medios de comunicación, textiles, industrias, todas están acaparadas por la inversión malsana del narcomoney. Luego acaparó los millones que había en cada institución del Estado para privatizarlo, emplear ciertas pautas de legitimidad para legalizar lo corruptible. Pero tanto va el cántaro que se revienta, el pueblo se cansó y decidió dar el traste, una revolución social que está en la mirada innovadora y que confiamos a la presidente Xiomara Castro, por su buen tino y por su perfil de mujer de bien y sanidad espiritual.

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