El sistema curricular ha venido sufriendo rupturas y discontinuidades severas. Con los fines educativos que no llegan a cumplirse en el sistema pedagógico y agrega la insuficiencia técnica en los diseños de currículo exportados; enmarcándonos por el plagio o calco, de ajenas formas de circundar el mundo.
La pereza de no sistematizar los conocimientos del contexto cultural que nos compete con mucha pertinencia. En los últimos gobiernos se han recreado textos sin profundidad didáctica, contenidos en bloques, basados en competencias, propios del enfoque comunicativo-funcional, extraídos del constructivismo. Donde el alumno es el autor de su propio aprendizaje.
Hace unas décadas, recordamos los famosos fascículos, mostraban el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin marasmos técnicos, , con un lenguaje entendible para inducir a los niños y niñas.
Todo va cambiando a través de la nomenclatura del tiempo: “El Currículo Nacional Básico”, vino a sustituir y a excluir el modelo anterior, y dio un salto a nuevas formas de plantear metodológicamente la enseñanza y el aprendizaje.
Cambiamos y cambiamos los subsistemas educativos, sin haber obtenido resultados científicos-pedagógicos del anterior. Los textos se emergían: lecturas, guía de maestro y texto de los alumnos, tiempo de leer, de escribir y para la lengua. Esos puntos desequilibraron, el gobierno reaccionó con capacitaciones sin ningún resultado de aprendizaje en los docentes. Un problema grave, fue la enseñanza de la Lecto-Escritura con Paco, ya que es una metodología complicada para la muchedumbre magisterial. Todavía encuentro al método de Nacho en el primer grado. Me pregunto: ¿En qué han incidido estas exportaciones curriculares?, ¿Qué es transformar la educación? Seguimos con los entuertos, el no ser originales, porque todo viene del exterior. Durante la Pandemia, todo cambió, y posteriormente, lo importante fue el retorno a clases y durante dos años de parálisis educativo, ningún maestro pudo impartir una clase a través de las herramientas virtuales, que vendría a sustituir los textos escolares, y en vez de avanzar, retrocedimos, sencillamente, porque no estábamos preparados para la innovación, y los docentes siguen en la escuela bancaria: la memorización y el dictado.
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